Raidistas locales de ciudades como El Colorado; y visitantes de otras provincias como Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, entre otros le dieron la importancia a esta aventura

Un cielo plomizo y algo de lluvia, en principio, empezó a darle marco a la 25ª edición de la travesía Aniversario de la Ciudad de Formosa. 61 raidistas representando a Formosa, El Colorado; y visitantes de otras provincias como Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Buenos Aires, Córdoba, entre otros, dijeron presente a pesar del pronóstico desfavorable para merituar esta aventura que atraviesa más de 238 kilómetros para rememorar el camino transitado por los fundadores.

Antes de llegar al lugar de partida, el cielo abrió sus fauces y una pertinaz llovizna se transformó en lluvia. Sin embargo, estas condiciones adversas, no desalentaron a los aventureros que, bajo ese panorama, descargaron sus embarcaciones, armaron el campamento y bajo lonas compartieron experiencias anteriores en distintos sitios.

La mañana del miércoles no cambió su aspecto. Sin dudar, bajo la lluvia, se desarmó el campamento, se cargaron las embarcaciones y se hicieron al riacho Monte Lindo que con un verde intenso y una vegetación exuberante haciendo honor a su nombre, recibía a los imitadores de Fontana, ávidos de transitar el camino que le dio vida a Fermosa.

Con paciencia y superando la adversidad, tal como quienes con sus alforjas cargadas de esperanzas viajaban en El Resguardo, se recorrieron las primeras 9 horas de navegación. Solo una pausa para desaguar las embarcaciones, estirar las piernas, descansar los brazos y calentar un poco el cuerpo, cortó este andar que, tal cual lo planificado llegó hasta colonia Dalmacia para hacer noche, reponer energías y esperar que el jueves, segundo día de navegación, tercer día de trajín, brinde otras condiciones de viaje.

La mañana del segundo día se mostró despejada, una tímida brisa del Sur y un sol radiante dieron a kayakistas y piragüeros otro ámbito para apreciar la naturaleza. Si bien el tiempo de remo fue menor, el cansancio acumulado ya empezaba a asomar. El destino: la boca de enlace con el río Paraguay. Allí un sabroso guiso devolvió energías para alcanzar la siguiente posta: Villa Oliva, en la hermana República del Paraguay que con los brazos abiertos prestó un espacio acondicionado convenientemente para recibir a los navegantes. Este gesto de amistad y hermandad fue correspondido por el director de Deportes de la Municipalidad formoseña, Alejandro Villalba, que en nombre de las autoridades provinciales y municipales, entregó un presente como muestra de agradecimiento a la intendenta de esa localidad paraguaya, Eusebia Marilú Musa, en retribución, la funcionaria también entregó presentes recordatorios.

Es dable resaltar la unidad, el compañerismo y acompañamiento de toda la flota. Al iniciar el recorrido, la embarcación en la que viajaba Ezequiel Linera, un joven con discapacidad motriz, sufrió un percance que fue rápidamente solucionado por quienes navegaban cerca. Lejos de amilanarse, el joven demostró su valentía y emoción y con firmeza expresó su decisión de continuar.

El amanecer paraguayo despertó a los viajeros que empezaron a desandar los últimos tramos de la travesía. El destino: la boca del riacho Pilagá. Un río planchado y sin brisas fue el medio para arrimarse al destino. Cansancio pero mucha voluntad y entusiasmo fueron el motor para ese fin. El almuerzo esperaba. Otra pequeña pausa para reponer energías y continuar. El viernes todavía tenía su cuota de esfuerzo. La estancia Monteagudo cedió su espacio para que los raidistas repongan sus energías, descansen y afronten el último tramo de la aventura.

Así llegó el sábado, que desde muy temprano se hizo oír con fuertes vientos, y una cada vez más acentuada tormenta eléctrica. Al horario de salida, gruesas gotas de lloviznas empezaron a evidenciar que el final de la travesía iba a tener los mismos ribetes que el inicio. Y así fue. A la hora prevista, con fuertes lluvias que aumentaban su intensidad, se largó la travesía. Al divisarse la Vuelta de Gómez, con precipitaciones cada vez más intensas, los ánimos se renovaron, y se empezó a sentir la alegría por festejar un aniversario fundacional recorriendo el camino para llegar a lo que después sería Formosa.

 

 

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