La Municipalidad de Formosa, a través de la Secretaría de Acción Social, viene trabajando de manera sostenida y comprometida con el equipo interdisciplinario para realizar acciones tendientes a prevenir suicidios.

En ese sentido, la Lic. Mayra Retamoso, miembro del equipo interdisciplinario del área de Acción Social, comentó que en la ciudad se llevan adelante permanentemente charlas y conversatorios denominados “Hablemos, mitos y realidades del suicidio”, que surgieron a partir de demandas de los vecinos, sobre todo de la Jurisdicción Cinco, “debido al llamativo aumento de casos de suicidios en jóvenes, incluso niños, niñas y adolescentes”.

“Consideramos de suma importancia hablar del suicidio, primero para sacarle el tabú a la palabra y porque es un problema social de mortalidad y de salud pública que acontece en todas las realidades. Además, nunca sabemos si hay otra persona a nuestro alrededor que está pasando por esta situación, o tiene ideas o pensamientos suicidas”, resaltó la funcionaria.

En esa misma línea, indicó que “si bien hay muchos mitos alrededor del tema, creemos importante resaltar los más comunes, dejando de lado creencias como que ´quienes hablan de suicidio no lo van a hacer, solo lo hacen para llamar la atención’, ya que de cada diez personas que se suicidan, nueve manifiestan claramente que lo quieren hacer, y otros dejan entrever sus intenciones, aunque quizá las personas alrededor no lo consideraron”.

Afirmó que otro de los mitos es que “no se puede prevenir, porque son repentinos, inevitables y si la persona quiere lo va a hacer igual”. En ese aspecto aseguró que “sí puede prevenirse, hablando abiertamente del tema, informándonos y conociendo acerca de los signos de advertencia que en la cotidianeidad pueden pasar desapercibidos, para ofrecer así nuestra ayuda”.

“También – prosiguió explicando Retamoso – suele afirmarse que solo las personas con trastornos mentales se suicidan. Sin embargo, el comportamiento suicida indica en realidad un sufrimiento profundo, extremo, que parece no tener salida, pero no necesariamente un trastorno mental. Tampoco sucede que quien piensa en suicidarse ya no quiere vivir, ya que en realidad quien piensa en hacerlo quiere dejar de sufrir y aliviar todo el dolor que siente internamente; en esos casos no solo se trata de fuerza de voluntad, sino que se requiere ayuda profesional para contar con las herramientas necesarias y una red de apoyo socio-familiar firme”.

Ante esta realidad social, Mayra Retamoso comentó que “desde el área de Acción Social venimos trabajando de manera responsable y comprometida, haciendo hincapié en puntos clave, como los factores de riesgo, que son varios, entre ellos: puede ocurrir más comúnmente en personas que tengan trastornos de la salud mental, estrés, que sean víctimas de acoso escolar, que hayan tenido alguna pérdida reciente, algún trauma que no se pudo

superar, o que hayan tenido algún episodio dentro de su historia familiar, ya sea abusos, suicidios, violencia, etc.”.

Explicó que de manera preventiva se focalizan en las señales, y enumeró que estas pueden ser: personas que hablan de no tener esperanzas, de sentir un dolor insoportable, de ser una carga para los demás o de no tener ganas de vivir; cuando se notan cambios de ánimo y conducta; cuando baja el rendimiento académico o laboral; cambian su rutina normal -por ejemplo, el hábito simple de comer y dormir-; cuando hay personas que cierran asuntos personales, regalan posesiones más preciadas o de alguna manera se despiden; o, en algunos casos, aumenta el consumo de sustancias, drogas.

Para finalizar, Retamoso precisó que se trabaja con el equipo interdisciplinario de la Secretaría de Acción Social “tratando de abrir la puerta al diálogo, porque es importante ayudar a la persona en cuestión a conectar con un sistema de apoyo socio-familiar, eliminar objetos o sustancias peligrosas que estén a su alcance, y sobre todo no dejar nunca sola a la persona con ideas o tentativas suicidas específicas”.

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