La vida, que es solo un instante dentro la eternidad, espera su destino. Quien muere verá frente a él un camino de plumas y pétalos de rosas que guiarán al descanso del cuerpo mortal. El cuervo, al final de la travesía, representa al guardián de nuestros restos físicos mientras la memoria prevalece. Nuestros restos serán guardados, como nuestra memoria, porque alguna vez fuimos para alguien, existimos, he ahí nuestra gloria.